Somos el producto, no el cliente
La frase “si no estás pagando por el producto, tú eres el producto” se ha vuelto famosa al hablar de redes sociales y servicios digitales “gratuitos”. En el fondo, describe el modelo de negocio de muchas plataformas como Facebook, Instagram, TikTok o X (Twitter), donde el servicio parece gratuito, pero en realidad se financia vendiendo algo: nuestra atención y nuestros datos.
¿Qué significa exactamente?
Cuando usás una red social sin pagar, no sos el cliente (porque no estás comprando nada). El verdadero cliente es el anunciante, que paga a la plataforma para que sus productos, ideas o mensajes lleguen a vos.
Entonces, vos sos el “producto” que se ofrece a esos anunciantes, de esta manera:
-
Tu atención es lo más valioso: cuánto tiempo pasás en la app, qué mirás, en qué hacés clic, qué te emociona, qué te enoja.
-
Tus datos personales y de comportamiento son recolectados: ubicación, edad, intereses, hábitos, vínculos sociales.
-
El algoritmo te muestra contenido diseñado para mantenerte enganchado, no para informarte o entretenerte de forma neutral.
En el marco de las redes sociales:
Imaginá que estás en Instagram:
-
Vos subís fotos, comentás, mirás reels. Gratis.
-
Instagram te ofrece contenido cuidadosamente seleccionado por un algoritmo que estudia tus hábitos.
-
Mientras lo hacés, te muestran anuncios entre ese contenido.
-
Los anunciantes pagan por aparecer ante personas como vos. Y cuanto más tiempo pases en la app, más anuncios te pueden mostrar.
-
Por eso, todo está optimizado para mantenerte en scroll infinito. Porque cuanto más tiempo estás ahí, más valés como producto.
¿Qué consecuencias tiene esto?
-
Manipulación del comportamiento: se promueven los contenidos que más enganchan, no los más sanos o útiles.
-
Pérdida de privacidad: se recolecta y analiza tu vida digital para predecir tus acciones.
-
Economía de la atención: todo compite por capturar tu foco, incluso a costa de tu bienestar.
-
Diseño adictivo: porque mientras más tiempo te tengan, más rentable sos.